Albert Carol fue el artífice de la introducción del screen en España, continuando una saga industrial familiar en el sector textil, iniciada por su bisabuelo y que continúa hoy su hijo Xavier. El bisabuelo fundó, junto a un socio, ‘Filatures Godoy Carol’. Luego, el hijo de este crearía ‘J. Carol e Hijos’ y ya posteriormente, junto al padre de Albert Carol, ‘Agemo’. En los años 60 surgió el proyecto de trabajar con tejidos de fibra de vidrio. Era un tejido que venía de Estados Unidos y enseguida que la familia Carol conoció el material vio la oportunidad.

La incorporación de la producción de tejidos de fibra de vidrio fue un gran acierto para Agemo y, en consecuencia, cuatro o cinco años después su centro de producción se quedó pequeño, por lo que se compró una antigua fábrica de tejido de algodón, en Sant Vicenç de Castellet (Barcelona). Ahora la empresa disponía ya de 40.000 metros cuadrados.

La evolución de los tejidos técnicos ara constante y Estados Unidos seguía marcando la tendencia. En 1974, empresas francesas trajeron desde aquel país la tecnología para recubrir el hilo con PVC. En aquel momento solo existían cuatro o cinco empresas en toda Europa que confeccionasen fibra de vidrio industrial. En Estados Unidos se tejía este hilo y con él se hacían unos estores para el exterior de las ventanas que actuaban a modo de protección solar, porque allí la persiana es un producto poco habitual. Así fue como Finglas, que sería el nombre que tendría la empresa familiar después de Agemo, introdujo el screen en España. En 1974 empezó a confeccionar este tejido, con tan solo dos telares y con una única referencia de producto. Se podría decir que este es el punto de partida de lo que después llegaría a ser Screen Protectors.

La expansión del screen se produjo a medida que evolucionaron los sistemas de fabricación de ventanas. Las ventanas de aluminio ya se instalaban en Europa desde hacía muchos años, mientras que en España las de madera todavía eran las más habituales. Sin embargo, poco a poco se empezaban a construir más edificios de oficinas y se instalaban más ventanas de aluminio. Y el consumo de screens también se incrementó.

“El concepto de cortina enrollable –recuerda Albert Carol– no era frecuente en España. Casi todos los productos y sistemas de protección solar estaban pensados para instalarse en el exterior, no en el interior. Y esta era la alternativa que ofrecía el screen”. Asimismo, las innovaciones y tendencias en la decoración han hecho que la protección solar interior tenga cada vez más presencia en los hogares y oficinas, lo que ha facilitado la progresión este producto. “Yo fui uno de los primeros que, a los 16 o 17 años de edad, vio un screen en España”, recuerda Albert Carol.

Durante los años en que el screen se asentaba en el mercado español, Albert Carol se iba formando, tanto en sus estudios universitarios como en el mundo profesional. De hecho, él mismo se define como una “persona totalmente autodidacta. Estudié Ingeniería Textil en la Universidad, en Terrassa. Pero las circunstancias me han llevado a trabajar en industrias como la de la fibra del vidrio, las de los no tejidos o ‘nonwovens’, donde trabajé 20 años, conociendo continuamente nuevas tecnologías y desarrollando invenciones, haciendo pruebas para comprobar su correcto funcionamiento… Todo esto lo he aprendido porque he trabajado en empresas líderes en todas estas tecnologías”.

A mediados de los años 90, el padre de Albert Carol empezaba a hacerse mayor y pensaba ya en la prejubilación. El mercado iba creciendo y la empresa necesitaba más potencia tecnológica y económica. Fuera de España, en países como Francia, el consumo de screen era más alto. Finglas era una empresa más pequeña que sus competidoras extranjeras debido a la menor demanda del producto en España. Así, Albert Carol sugirió a su padre juntarse con otra empresa que fabricase screen para aprovechar su capacidad de producción y de stock.

Se empezó a buscar una alianza con alguna de las empresas competidoras extranjeras. “Conocíamos a la familia Versvich –explica Albert Carol– como propietarios de Copaco y fabricantes de mosquitera. También era una empresa familiar y comenzaban a trabajar con screen, por lo que teníamos cosas en común. Llegamos a un pacto mediante el cual detuvimos nuestra producción en fibra de vidrio, pero manteníamos el suministro del mercado. Por su parte, Copaco asumió la producción. Aunque ya contaban con producción propia de hilo y experiencia en la fibra de vidrio y el PVC, su interés era fabricar screen”.

En 1995 se iniciaron los contactos y apareció la figura del joven Marc Versvich, que se acabaría convirtiendo en el socio de Albert Carol y pieza fundamental del proyecto. Su entusiasmo y visión de negocio, combinado con la madurez y habilidad de Albert, covertirían Screen Protectors en una empresa de éxito. Copaco comenzó a proporcionar producto, con anchos y colores que Finglas no fabricaba. Durante los dos primeros años, la asociación con Copaco funcionó como una ‘joint-venture’, Finglas detuvo toda su acción productiva, solo limitada a la necesaria manipulación y corte para los estores verticales u otras soluciones especiales. La distribución y el almacenado, en cambio, se mantuvo. A partir de aquí ya se creó una nueva empresa que se llamaría Screen Protectors, con Albert Carol y Copaco como socios.

Screen Protectors empezó con una estructura muy pequeña, un almacén en Barcelona –compartido con otra empresa– y una oficina en Igualada. El 1 de julio de 1997, Albert Carol se asoció con Copaco –su padre ya se había retirado– y ya desde el principio, la empresa experimentó crecimientos del 15, 20 o 25% anuales. En los primeros años, la empresa empezó facturando 500.000 o 600.000 euros, y en 2008 llegó a los ocho millones.

Debido a este crecimiento continuado, en el año 2000 se trasladó todo el almacén y la gestión de distribución desde Barcelona a Igualada. Aquí, Screen Protectors contaba ya con 400 metros cuadrados de instalaciones. Entonces, Albert Carol ya tenía el apoyo de su hijo Xavier y de su yerno y un año más tarde en la empresa ya trabajaban cinco personas.

Aquellos 400 m2 ya pasaron a 850 en 2003 y se alquiló una nueva nave. Tres años más tarde se tomó la decisión de comprar otra, donde se trasladó ya definitivamente la empresa. Este es el espacio que ocupa ahora Screen Protectors. Aquí había 1.500 metros cuadrados disponibles, más los de oficinas; en total, casi 2.000 metros. Una parte de la nave se reservó con la intención de alquilarla, pero en 2007 ya se tuvo que recuperar ese espacio. Esta progresión no cesa, porque recientemente se ha alquilado una nueva nave de 1.300 m2. “En solo veinte años, Screen Protectors ha pasado de 380 m2 a 2.200 m2 y hemos aumentado diez veces la superficie de almacén de producto acabado”, afirma Albert Carol.

En 2007, el screen ya estaba consolidado en España y Screen Protectors abastecía prácticamente a todo el mercado. Sin embargo, la oferta en variedad no era muy grande. Esta situación cambiaría cuando poco antes de estallar la crisis surgió un producto muy cercano al screen de fibra de vidrio, el screen con poliéster.

“El screen fabricado con este tipo de tejido, que surgió para competir con el de fibra de vidrio, tuvo gran éxito en Asia y también se introdujo en España. No tiene las propiedades ni el comportamiento de la fibra de vidrio, pero su precio lo convirtió en un producto popular. El mercado se ha diversificado tanto, que hay confeccionistas a los que tanto les da trabajar con un material u otro. En los años 70, las cosas no eran así, el screen era un producto muy exclusivo que solo se podía hacer con fibra de vidrio. Con los años, los criterios han cambiado, ahora existe mucha diversidad de tejidos de screen”, recuerda Albert Carol.

Introducir un nuevo tipo de solución en un mercado puede llegar a ser un trabajo duro, pero para Albert Carol, dar a conocer el screen en España fue una ventaja. “Cuando empecé con el screen tuve la suerte de que los clientes prácticamente no conocían el producto, ni sus características, ni sus cualidades. Para mí esto fue una ventaja. El screen era nuevo para nuestros clientes y nosotros ya teníamos experiencia con él, lo conocíamos y podíamos explicar con total confianza sus cualidades positivas. Nosotros hemos tejido, hemos sido industriales. El cliente valora que su proveedor tenga un conocimiento total de producto, de todo su proceso de fabricación, de sus cualidades y su comportamiento. Si conoces todo esto, podrás responder adecuadamente ante el cliente. Por estas razones hemos conseguido que todos nuestros clientes hayan optado por nuestras propuestas. Aquellos que se iniciaban en el mundo del screen, acudían a Screen Protectors. Transmitíamos seguridad”.

El mercado de la decoración interior ha ayudado a sostener el mercado en tiempos de crisis y ahora se están haciendo muchos tejidos de interior, decorados, estampados o, incluso, con impresión digital. “Los tejidos se pueden diversificar de muchas maneras. El screen es como cualquier otro tejido, tiene la calificación de técnico por sus cualidades pero ha ido evolucionado, sofisticándose con el tiempo. Pronto quizás se podrán incorporar hilos que puedan captar la radiación solar. La evolución es constante. Dentro de la estructura de la empresa hemos tenido que introducirnos en otra filosofía: de tener tejidos puramente técnicos con la finalidad de reflejar el sol, hemos pasado a ofrecer soluciones donde el diseño es clave. Por ello, en la última edición de Heimtextil hemos adquirido nuevos diseños para imprimir sobre nuestros screens”, dice Albert Carol.

El avance tecnológico ha favorecido que este cambio de tendencia sea más asumible. Empresas como HP están desarrollando tecnologías para poder imprimir sobre cualquier tejido, y más concretamente sobre screen, utilizando tintas con base látex. Para ello se han desarrollado máquinas de no grandes dimensiones que pueden imprimir series pequeñas. “HP ha homologado una colección de nuestros tejidos para impresión digital y los recomienda para este fin, lo cual nos da mucha confianza en nuestro buen hacer”, dice Albert Carol.

El futuro del screen viene marcado por las tendencias imperantes en la decoración y en la arquitectura, pero conservando sus características técnicas de reflexión y absorción solar. “En el futuro los estilos de la arquitectura, el diseño y la moda cambiarán y el screen se reinventará para adaptarse”, afirma Carol.

La trayectoria de Screen Protectors ha venido marcada por el éxito. Un éxito basado, entre otras cosas, en el trabajo bien hecho, la pasión, en las horas dedicadas al trabajo, ofrecer productos técnicos de calidad y en la preocupación por saber qué soluciones alternativas se aplican en otros mercados.

De hecho, la diferenciación ha sido una constante en la trayectoria de Albert Carol: “Durante muchos años, mi actividad profesional ha sido la de desarrollar productos especiales, cosas que fueran difíciles de hacer. En casa siempre escuché este mensaje por parte de mi padre, hacer cosas diferentes. Lo que importa es diferenciarse de los demás. Cuesta mucho, es difícil y pasas muchas noches sin dormir, claro que si te gusta tu trabajo, disfrutas. Siempre se han de hacer cosas nuevas”.

Esta pasión por la diferencia, por la investigación, por conocer y desarrollar nuevas soluciones también es una herencia familiar. En un principio, Albert Carol se inclinaba por estudiar arquitectura, pero la posibilidad de continuar la tradición industrial familiar hizo que finalmente decidera estudiar ingeniería textil en Terrassa. Esta decisión contribuyó a que aprendiera otras disciplinas porque, como él mismo afirma, “para ser ingeniero textil has de entender de todo un poco, saber de electricidad y mecánica, porque hay mucha maquinaria y procesos implicados, o química, por los acabados. Todo esto lo vas aprendiendo en el día a día porque no existe ningún libro que lo explique”.

La trayectoria de Screen Protectors lleva el sello de Albert Carol, un hombre que, por encima de todo, ha tratado de encontrar siempre las respuestas y salidas más conciliadoras con todos los actores del mundo profesional, en la búsqueda del máximo beneficio para todos los implicados.

De aquí que la relación profesional que se inició hace veinte años con Copaco se haya prolongado a lo largo de los años sin ningún tipo de problema. “Han sido veinte años de trayectoria profesional –explica Albert Carol– en que he trabajado excepcionalmente bien con Copaco, principalmente porque considero que soy una persona que no entro en conflicto con nadie. Cuando hay que discutir por cualquier cosa prefiero ceder y buscar el consenso. Me considero alguien de trato fácil, prefiero perder un poco antes de entrar en conflictos o problemas pesados que se alarguen en el tiempo”.

La experiencia de Albert Carol en el mundo del screen lo ha llevado a trabajar en proyectos que han salido fuera de lo normal. Dos de ellos estuvieron vinculados a la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Uno fue la cobertura con una gran camiseta hecha con tejido de screen del edificio Seat de la Plaza Cerdà de Barcelona. En su momento, esta confección fue récord Guinness por la camiseta más grande puesta en un edificio.

Pero el trabajo “olímpico” que más gratificación trajo a Albert Carol y a su padre, fue la cobertura del césped y toda la pista del Estadio Olímpico de Montjuïc para las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de 1992, con 18.000 metros cuadrados de tejido screen de sarga. “Era un tejido screen de color azul hecho por nosotros –recuerda–, con un suave estampado con motivos blancos, que representaba el movimiento del mar. Se buscaba un tejido que fuera transpirable para que el césped pudiera respirar y no muriera durante la ceremonia. Esta fue una de las primeras veces que se ponía tejido sobre hierba”.

Otro de los proyectos más relevantes en la vida profesional de Albert Carol ha sido el de los cortinajes para trenes y autobuses. Screen Protectors ha suministrado a la industria del ferrocarril la mayoría de los tejidos que se usan en los trenes que circulan por el territorio nacional; y en el caso del mercado de los autobuses, suministra cortinas para la parte delantera de flotas de ámbito nacional.

Otra encargo clave, en el que hace cerca de tres años que trabajan, ha sido el de las cortinas de los trenes del AVE, así como las de la línea de tren de alta velocidad que enlazará Medina y La Meca, en Arabia Saudí, que está siendo construida por empresas españolas. La implantación en 2005 de la ISO 9001 para certificar que Screen Protectors trabajaba conforme a unas normas y que podía garantizar la calidad del producto y del servicio a sus clientes le permitió acceder con mayor facilidad a los mercados ferroviarios y automovilísticos, puesto que ambos exigen una cantidad ingente de certificaciones y normas.

Para que una empresa funcione es vital que todos sus engranajes encajen, que la comunicación entre la dirección y los trabajadores sea fluida y comprensible. En pocas palabras, que haya comunicación entre las partes y que los objetivos sean comunes.

Albert Carol siempre ha tenido muy claros estos conceptos y describe, con profunda sinceridad, como muy cercana y humana la relación que ha tenido con sus trabajadores: “Al no discutir nunca con nadie, siempre tengo a la gente de mi lado, especialmente los trabajadores. En todas las empresas en las que he trabajado siempre lo he hecho codo con codo con ellos y nunca he tenido ningún tipo de problema”.

Todo ello hace que se sienta a gusto con su trayectoria vital y profesional: “Soy una persona optimista –resalta–, estoy satisfecho con todo aquello que me ha pasado, tanto lo bueno como lo malo”. También se siente orgulloso de su familia, sobre todo de sus tres hijos. Aunque nunca ha intervenido ni influido en sus preferencias profesionales, reconoce que sintió una gran satisfacción cuando hace unos años, Xavier, su hijo mediano, le pidió unirse al negocio familiar siguiendo la tradición de la saga Carol.

Albert Carol es un hombre humilde, que ha asumido los éxitos que ha tenido en la vida de una manera sencilla, sin hacer grandes proclamas. Se muestra plenamente convencido de que no cambiaría nada en su vida. En este sentido, es tajante: “No me arrepiento de ninguna de las cosas que he hecho, independientemente de que hayan salido bien o mal. Cuando lo has vivido, lo entiendes y lo ves así”.

También se muestra satisfecho con todo lo que ha conseguido en su vida profesional y no necesita más en este aspecto. Ha disfrutado de su trabajo durante más de 40 años y no lamenta en absoluto retirarse, porque tiene la tranquilidad de que no necesita cumplir más metas profesionales. “A mí me ha gustado mucho mi trabajo. Ha habido épocas más buenas y otras más malas, pero incluso estas últimas –como me he resarcido– las recuerdo de manera entrañable. Siempre se aprende de todas las experiencias y yo todavía tengo que hacer muchas cosas”.

Hemos destacado antes la humildad de Albert Carol y esta virtud la demuestra una vez más cuando se le pregunta cómo le gustaría ser recordado. Y no espera palabras grandilocuentes ni grandes homenajes, solo quiere que se le recuerde por sus cualidades humanas: “No he sido una persona ambiciosa. Me gustaría que me recordaran como una persona conciliadora, a quien no le ha gustado nunca entrar en conflicto con nadie. Tampoco he querido presumir de las cosas buenas que me han pasado. Creo que seré recordado como una persona que ha apoyado siempre al cliente, mostrándole la máxima lealtad posible.”

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